En el subsuelo se fraguan.
En los sótanos se esconden.
Clandestinamente hablan.
Y actúan secretamente,
para fabricar sus armas.
Armas de balas vacías,
pero que causan más bajas.
Quiero hacer una canción,
con palabras de justicia.
Pentagrama con las notas,
de las vaídas sonrisas.
De la indignación que anida,
como un áspid de injusticia,
vertiendo su hiel nociva.
Entre bastidores gestan,
las más abyectas insidias.
Y van propagando virus,
que infectan hasta brisa.
En sus socarronas voces,
se adivinan su diatribas.
Pletóricas de amenazas,
sibilinamente dichas.
Tétrico coro satánico,
de aquelarres de codicia.
Donde los brujos se mofan,
de los gnomos y las ninfas.
Con sortilegios de cieno,
en marmitas de mentiras.
En el fondo del puchero,
lo soez solidifica.
Sombras que tapan montañas,
como gigantescas túnicas.
La oscuridad que devora,
las luces de las esquinas.
Y como fúnebres cánticos,
recias voces en sordina.
Se sublima en hielo el Sol,
y en fuego torna la Luna.
Retoños entre las rocas,
tímidamente escondidos.
Con el miedo en los tendones,
y en la sangre la justicia.
Como girasoles locos,
giran las mentes huidas.
Pergeñando soluciones,
en cada vuelta maldita.
Un resquicio entre la bruma,
en corriente se perfila.
En su montura el respeto,
que entre las olas se empina.
Con los brazos extendidos,
pidiendo vida a la vida.
Los ojos como fogones,
abrasando la mentira.
Tiempos de cambios brutales,
que gesticulan de ira.
En los poros de la piel,
la verdad se deposita.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
13/12/2018