Harim Montiel

Por nuestros hijos.

El amor, siendo el clímax de cada día,

tiene sus matices, sus formas y así,

regala la vida una forma,

en donde su máxima expresión,

es la trascendencia.

 

Trascendencia de todo aquello

que somos para evolucionarlo

en la presencia de un  nuevo ser.

 

Un  nuevo ser que conocerá nuestro sueños,

pero que cada día soñara con nuevos amaneceres,

en donde deberemos ser la guía que les permita

construir el barco con el que conquistarán nuevas tierras.

 

Un nuevo ser que vivirá nuestros miedos

pero que en el camino de definir quien es,

él decidirá que adoptar,

siendo nosotros tan solo el grito de guerra

que le de valor y pertenencia.

 

Un nuevo ser que un día tendrá

que luchar sólo contra los depredadores,

forma su propia camada,

vivir sus sueños y vencer sus miedos, 

ya que en esta vida nosotros no estaremos por siempre.

 

El reto es enorme y la única forma de cumplirlo es dar

a ese ser todo lo necesario para crecer, triunfar y amar

desde la plenitud de nuestra existencia.

 

El nuevo ser será una mejor versión de nosotros en todos los aspectos.

 

¿Qué versión queremos que sea?

¿Qué tan grande deseamos que sea?

¿Tienes el valor para cambiar lo que debes cambiar por él?

¿Tienes el amor para mantenerte firme por él?.