ubik

TORSIÓN

Llego con el alma ensangrentada

iluminado desde el averno

donde dar de sí la piel

hasta invocar otros ojos

que no detengan mi cuerpo

 

sólo por volar 

estrangulado de fuego

pesan sobre mí

mil kilos de luz 

de los cielos rabiosos del sol 

infancia del Ícaro sonrosado

 

cruz disuelta 

en el oficio de la nada 

cuando vivir es más un escándalo

que una necesidad

en la condición de apestado