Gaston Medina Vazquez

LA FLOR Y EL VAGABUNDO

Todos los días, la alegría,

era música que ambientaba el jardín

en el vergel de la vida

el gozo no tenia fin.

 

Presumiendo hermosos plumajes

algunas aves volaban

y otras tantas en los árboles frutales

suculentos manjares disfrutaban.

 

Sonreía la rosa

en amena conversación

encendidas las mejillas

los piropos agradecía con emoción.

 

Vengan, descansen, les ofrezco mi verdor!!

gritaba el césped jubiloso

ofreciendo su confórt

 

Todo mundo en ese reino

era un canto al optimismo

pero desde el límite del campo

la tristeza les oía desde el fondo de un abismo.

 

Ahí, en ese ambiente gris

frío y carente de alborozo

vivía una flor 

que ahogaba sus ilusiones en sollozos.

 

Quería ser feliz 

y salir de la amargura y de la tristeza de ese foso

y vivir en el vergel

para hacer realidad su sueño glorioso.

 

Un día pasó por ahí un vagabundo 

y escuchó el triste lamento

se asomó y distinguió entre la negrura

que en el fondo del barranco, una flor,

que aún con los pétalos de lodo manchados, resaltaba en hermosura.

 

La tomó entre sus manos

y con ternura el fango le quitó

con delicadeza y con cariño

de sus negras raíces arrancó.

 

Lo que ayer fue ausencia de luz

pues todo era monótono y gris,

la magia del amor

lo pinta de colores y le dá otro matíz.

 

Hoy el jardín está de fiesta

el día tiene un hermoso resplandor

 todos ríen y cantan, ya la mesa esta puesta

el vergel está felíz,  con su invitada de honor. 

 

La vida es maravillosa

nos regala su candor,

y lo es más  la magia del amor

como el de ese vagabundo por esa flor.