YO CLAUDIO

PARA MANUEL, EN CUENTOS CORTOS

 

Se encontraba Manuel en la vieja cantina, pidiendo una cerveza para apaciguar el calor que se dejaba estar en un día sábado al medio día, Manuel estaba tranquilo, de pronto una sonrisa en su rostro, recordando alguna talla de algún compañero en el trabajo o simplemente de un tropiezo en la calle.

 

Su trago se lo servía despacio, nadie lo apuraba, estaba solo en aquella cantina, le acompañaba la niña que le atendía, ella estaba sola, triste, tejiendo alguna chómba o algo para acortar el tiempo.

 

Se miraban de reojo, se querían hablar, pero nadie tomaba la decisión, miradas que iban miradas que venían, todo era como un juego de niños entre los dos seres que quizás se gustaban o solo buscaban una conversación para no estar aburridos, o distraerse un poco.

 

Se siente el abrir de la puerta, se escucha el crujir de las bisagras, están secas y oxidadas, nadie se preocupa de solucionar el problema, Manuel al mirar por el espejo ve a tres paisanos entrar, le miran y toman asiento, la niña les atiende y pregunta ¿Qué se sirven?

Tres cerveza y rápido, dice uno de ellos con cara de enojado, Manuel se inquieta, quiere defender a la dama, presiente que algo viene en camino, mira siempre por el espejo, esta dando la espalda, no le gusta su posición, pero no esta preocupado solo espera con calma lo que va acontecer.

 

Manuel se sirve otro trago, esta al borde de reventar, pero la niña le pide calma, con vos suave y preocupánte, Manuel sonríe y no deja de mirar por el espejo que esta pegado a la pared arriba de la licorera, deja caer su mano derecha hacia el bolsillo de su chaqueta sacando una pistola calibre 22, parándose de su asiento y apuntando a los paisanos quienes al igual que Manuel se paran de sus asientos no para enfrentarlo sino para salir corriendo al ver que Manuel muy enojado hace un disparo al techo anunciando que el próximo iba al cuerpo de uno de ellos, Manuel pide la cuenta, paga y emprende la ida para no enfrentar a la policía que pronto se dejaría caer en aquella cantina para preguntar sobre lo acontecido.

 

Manuel es un tipo tranquilo no le gusta meterse en problemas y menos que se los provoquen de una manera insolente.

 

Se fue tranquilo y seguro asta su casa, vivía solo, sin pareja a quien contarle sus problema o alguna talla ocurrida en el trabajo, así era Manuel, no me provoquen y no serán provocados por mi persona.