ulisesrosales

Rosa

Crecida en mi taza, radiante flor carmesí, por querer dar alegría a mi casa nunca reprochaste lo que no te di.

Olvide que tú raíz crecía y la taza te asfixiaba, olvidé qué la flor bebía y le negué hasta una gota de agua.

Pero tú rosa fiel siempre roja, de hermosos pétalos y fuerte tallo, de color verde mantuviste tu hoja, radiante como cada Mayo.

Pero mi descuido fue constante y poco a poco empecé a olvidarme: que tú mi rosa mi amante,  sólo querías mimarme.

Y muy pronto mi arrogancia de manera fugaz te alcanzó; poco a poco se fue tu fragancia y tu hermoso tono te dejó.

Tus hermosos pétalos caían y el verde de tus hojas de ocre se adornó, ignore lo que me decían por eso mi rosa ya no creció.

Decidí plantar mi rosa en un prado amplio y hermoso, pues sabía que no pasaría otra cosa, qué sería algo grandioso:

Ver crecer a mi rosa de lejos, crecer hermosa nuevamente, ver a mi rosa sin complejos crecer mejor y libremente.

Mi hermosa rosa roja fue más bella que en mi propia casa, ahora entiendo que el ocre de su hoja fue por culpa mía y no por aquella taza.