Evandro Valladares

DÉCIMAS ENCADENADAS.

 

Décimas encadenadas

¿Dónde estás amiga mía,

dónde encaminas tus pasos?

¿Por qué has roto los lazos

que nuestro camino unía?

Ya dejas melancolía,

en este mi corazón

que no encuentra la razón

de tan abrupta partida,

dejándome ya en la vida

una enorme desazón.

 

Una enorme desazón

es la que siento en el pecho,

aún no me explico el hecho

de tu ausencia sin razón.

¿Dónde está la confusión?

Aquello que compartimos,

que en un tiempo nos dimos,

que nos dejaba dulzura

al contemplar la natura.

¿Por qué fue que lo perdimos?

 

¿Por qué fue que lo perdimos?

parecía todo dado

todo tan bien ajustado,

en un nudo nos fundimos.

Y ahora ¿de qué huimos?

¿Ya que viene a separarnos?

¿por qué dejamos de amarnos?

¿Por que encendimos el cirio

de este penoso martirio

y en el ahora quemarnos?

 

Y en el ahora quemarnos

en ese nido de amor

al que le dimos calor

por con tanto amor besarnos.

A los dos ha de faltarnos

ese tiempo que vivimos

lo sublime que nos dimos,

el contemplar la mañana,

la caminata temprana,

¡los caminos que anduvimos!

 

Los caminos que anduvimos

tan tomados de la mano

con el aliento cercano,

con los aromas divinos

que escapaban de los pinos.

Gozamos del riachuelo

con sus aguas  de consuelo

y ahora es nuestro destino,

cada quien por su camino,

y cobijarnos de duelo.