Jair Sierra

Él, Ella, Nosotros.

La vaga ciudad me carcomía

y no es precisamente por ella,

por su estrés, por su lujuria

o por su indolencia.

Ella abusaba de mí,

parpadeaba para insinuarme,

¡destellaba su chorro de contaminación!,

me mataba a mí y a mis largos nocturnos lentes.

Su inconsolable actitud

me hizo migrar

y ahora con menos iluminación

me toca luchar.

Aun así, extraño inhalar

aquel aire que compartía

con ese forastero

que no dejo escapar.

Ahora, en distintos cielos

yo con ella, pero sin él

¡Que desgracia!

A ella la tengo todas las noches,

muy dura de sentimientos

aunque yo sé que su estado

no depende de mí, ella…

ella es libre.

En cambio, a él

que tocar no puedo

vive muy dentro de mi

¡No saldrás!

A menos que lo de antes

se extermine en ti.

Cuando ella menos lo espere

veremos el mismo cielo,

los lentes usaremos

y juntos

contemplaremos.