la flaca

De dioses y fieles!!

El dios de occidente es el dios más triste, el más abatido, el que más pena me da, los santos y beatos escupen lastima y parecen siempre adoloridos, el Cristo siempre cuelga de su cruz ni después de resucitado le bajaron, destila sangre y nunca sacaron la lanza de su costado pues le han dejado la herida abierta para recordar nuestros pecados, aquí en occidente a los dioses terrenales se les ve mejor y más acomodados, supongo que ninguno quiere llegar al cielo.

 

En otras culturas a los millones de dioses se les ve felices pues son deidades y los humanos lo saben, los representan como supremos y casi les imprimen vida entre carnavales, ritos, festivales, o simple y sencillamente en su oración, son dignos del poderío que representan y el goce espiritual que provocan, al pobre cristo le han dejado sólo su corona, clavada y ensangrentada.

 

En occidente dios debe representar obligación y miedo, la lastima de quien entrega a su único hijo, los creyentes le adoran por costumbre, no hay un cristo resucitado, altivo, feliz de ser Cristo y que contagie la misma felicidad, ya que este cristo encarna la humildad, la debilidad, la tristeza, los evangélicos tienen su infierno como garante del miedo, casi se le da más protagonismo al diablo y sus demonios que a Dios y su resucitado, los católicos tienen sus templos llenos de imágenes dolorosas y al mejor estilo gore nos recuerdan la debilidad del cuerpo y la facilidad de la muerte, no existe gloria, felicidad ni éxtasis en la vida, sólo en la vida después de la muerte y así sus feligreses y devotos viven una religión de un dios acabado y caducado, esperando la muerte para ser felices, para que se les compense tanto sacrificio, pues es toda su naturaleza lo que han sacrificado.

 

Del otro lado del globo hay un dios que no cree en el sufrimiento e invita a abandonarlo, a buscar la sabiduría aquí en este mundo tan humano y que por ello regala una oportunidad de ser compasivo, bondadoso, sabio y sobre todo de sentir placer, da a sus seguidores una filosofía para vivir y no para morir.

 

Acá, condenan y juzgan desde sus atrios los jueces pagados por dios, se discrimina y rechaza la naturaleza humana, se condena el placer y por ello se vive en una doble moral, la gente aprende a ser cristiano y a dejar de serlo de acuerdo a la ocasión, el cristianismo idealiza la infelicidad y el fracaso, condena ferozmente cualquier vestigio de inteligencia porque puede conducir al último rescoldo de libertad que nos resta, la libertad de pensamiento.

 

La religión de occidente mutila la vitalidad y la paga con esperanzas, pero me parece que el que espera no lucha, la única lucha en la que se encamina es en la lucha consigo mismo, hay otros dioses que nos inician en una lucha con nosotros mismos para ser mejores pero el cristianismo nos enfrenta y abandona y al final deja un saldo de mejores y peores personas, las peores siempre somos las mismas.

 

¡Pobre dios! los cristianos lo han humanizado, habría que llevarlo a otro continente para que vuelva a ser un dios y olvide de una vez por todas a esta gente.