Jose Maria Gentile

Madre no estás sola

El frío de los años,

el arroró mi nene de tantas noches

y las tardes de deberes y retos,

todo se me mezcla en este cajón

de recuerdos en que me he convertido

de repente, con el frío del invierno

el agobio

del dianóstico menos fingido,

que escuharon mis incrédulos oidos.

El metal de una virome que escribió,

con las palpitaciones de mis ojos enchidos,

suplicando que un corrector

 apareciera para desdibujar lo escrito,

y volvieran las golondrinas a poblar

con sus alas y su sonrisa

las miles de plazas donde me mecía

con sus eternas caricias.

Mamá :  no estás sola!

ahí dentro está ese Diosito que me diste

en cada puntada con la que

tu espíritu coció en nuestro alma, para que

hoy estés rodeada de tus tres pespuntes,

tu hijos,

dispuestos a darle la lucha a esta crueldad

de verte en esta calle oscura.

Mamá : no estás sola!

La humeante merienda de la tarde,

y aquellas eternas charlas de adolescencia

nos dan fuerzas,

madre querida,

para rezar que no te vayas.