alupego (Ángel L. Pérez)

DANDO BRILLO A LO QUE BRILLA

 

El Sol se ha vuelto de espaldas,
para que salga la Luna.
Y la Luna da la cara,
plateando la penumbra.
Luz de Luna que se extiende,
como una alfombra de nata,
sobre las vidas nocturnas.

La melodía se desliza,
como un gota de nácar.
Como una lágrima nítida,
que resbala por la cara.
Vibra en los órganos vivos,
para darles confianza.
Mueve a los yertos con gracia,
apropiándose del alma.
Y su sabor es tan dulce,
que hasta el almíbar se rinde,
a su voz edulcorada.

Vence el sueño al caminante,
que agotado se fatiga.
Y sobre el lecho del monte,
revisa su propia vida.
En el devenir constante,
de sus recelosos días.
Vaga en silencio o ruidoso,
según el camino dicta.
Templados los nervios sueña,
para soportar la huida.
Allende se pierde el día.

Sobre el brocal de aquel pozo,
se posan la mariposas,
aleteando los anhelos.
No quieren mirar al fondo,
donde reina la codicia.
Donde flotan los dolores,
de las lecciones perdidas.
Y las voces misteriosas,
que emergen del negro pozo,
anuncian nuevas promesas,
de ricas prendas vestidas.

El Sol se ha vuelto de espaldas,
mientras la Luna le mira.
Y ninguno se vergüenza,
de estar juntos de por vida.
Ceden su puesto al opuesto,
para dar vida a la vida.
Dando fe de su entereza,
a pesar de que claudican.
Y de la mano se alternan,
dando brillo a lo que brilla.
A.L.
http://alupego.blogspot.es