Ya no se que pasa
si el brillo reclama oscuridad desparramada
si dentro de estos muros podré sentirme tranquilo
debo trabajar, cumplir mi obligación de hombre
y aquí estoy, encerrado en mis sentimientos de prisión
igual que el perro rubio, tendido en la misma reja
reflejando el sol en su pelaje
yo, que soy todas las hojas inhalando formas infinitas
yo, que soy todos los ojos en eterna búsqueda
de lo inconmensurable
ya no sé que pasa
ni quiero más saberlo, ya abrí todas las puertas del desvelo
y ahora tengo sobre mi un castillo
entrar debo, cruzar el puente colgante hacia la fortificación de mi nucleo
en la esencia que mueve a todas las olas
a todas las horas
y las precipita contra las rompientes del destierro
las rocas que nada saben
que nada temen
que nada hacen más que conjugar al todo en sordas escorias
para que el agua pase y no tenga duda de la corriente
para que en algún momento en que tantas preguntas sin respuestas acaben con el desquicio
y desemboquen en el remanso de la simplicidad