alupego (Ángel L. Pérez)

POEMA 700



Quien puede gritar al Sol.
Quien gritarle a su conciencia.
Quien en 700 días,
puede plasmar su existencia.
Cuando se olvida el dilema,
que transforma su aventura.

Las horas raudas se turnan.
Como vigilantes locos,
que al alternarse maduran.
Y setecientos poemas,
día a día madurando,
van cosechando venturas.

Trascurre en los arenales,
que va alumbrando la Luna.
Donde se unen los granos,
para acomodar su cuna.
Y setecientos planetas,
preñados de desventuras.
Van pariendo realidades,
junto a figuras de bruma.

El sol se viste de voces,
que penetran una a una,
en cada rincón del alma,
para alumbrar a las musas.
Y entre las nieblas y luces,
de setecientas auroras.
Setecientas son las Lunas.
Que en cada verso redoblan,
los rayos de la fortuna.

Setecientas galopadas.
Entre temores y dudas.
donde se forja el carácter,
templado en su misma cuna.
Cada rima es un suspiro,
que se exhala sin premura.
Bailan las notas guardadas,
que fluyen como guirnaldas,
resbalando por la pluma.

Son setecientos los hijos.
Que sangrando como heridas.
Sin distinción son amados,
aunque los defectos cundan.
Pedazos de las entrañas,
de las vísceras que ocupan.
Vestigios de las vivencias,
que en la vida se prodigan.

Setecientos corazones,
de un corazón que palpita.
A.L.
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