La luna nos mira despacio
con su cara iluminada
va contando nuestros pasos
por esta tierra soñada.
Nos observa en su silencio
desde un palio celeste
encendido con estrellas
como velas del poniente.
Y a veces sufre de envidia
por el transitar del hombre
cuando se acerca a una orilla
y le perturba las noches.
Una playa de deseos
entre hombres y mujeres,
tendidos sobre areneros
donde gozamos a veces.
Quiere la luna contarnos
que de amor está sufriendo
por eso sigue tus pasos
y siente estarse muriendo.
Sale el sol al día siguiente
como una estrella perdida
con su fulgor tan latente
pensando en la luna diva.
Donde estás luna preciosa
siempre te ando buscando
y apareces a deshoras
cuando ya estoy dormitando.
Y mira que te persigo
y que ando tras tus pasos
y me siento ya cansino
de andarte siempre rondando.
La luna, que sabe mucho,
oculta a veces su cara
para que no se le note
que ella vive enamorada.
Ay mi sol... luces altivo,
mas no te daré mirada
solo en mágicos ratitos
que me dejes eclipsada.