Aurelio Peñaloza

El límite excesivo de la vida

¿Cuántas veces se puede pasar por el mismo lugar sin darse cuenta? Caminamos en donde hay caminó, a donde no hay caminó no se camina sin embargo se vive lo que se a vivido, lo desconocido y lo conocido. Mirando atrás y adelante se camina.
Debemos reconocer el impacto de las palabras cuando se hablan igual pero se escuchan diferente, lo opuesto a creer, está en la habilidad de mentir y creer en esa mentira a medida que se hace real y esta dispuesta a morir por la verdad, con el castigo a vivir y su afán ligado a mirar lo que todos miran. Estar excluido del mundo no es temerle, es temerle a la presencia real inhabitada, es ver lo habitual y sentirse en compañía con la composición única desmentida mientras nos dura el gusto de engañar a una persona con la verdad de su esencia a menos de que perdamos la vida en el intento de demostrar lo contrario, quedaremos limitados a nuestro destino sin pagar la voluntad de nuestra misma libertad. Existir es el dolor más enfermó que funciona como una pasión desmedida que provoca un resultado de movimientos que nos recuerdan lo excesivo que puede llegar hacer la vida si uno se pone a vivirla. ¿Qué hacemos?