José Luis Barrientos León

Desde el día que nos amamos

 

 

Abandonado el crepúsculo en mi cobijo

Contemplo tu mirar en mi celeste infinito

El astro supremo brota cual retoño de angelical pureza

Dios al contemplar la belleza, ora ante tu virginal presencia

 

Encandece el firmamento, se iluminan las farolas

Muda el hombre a su niñez oculta

Juguetea el sol con las sombras que provoca

Y entre los verbos y sueños nace el poeta

 

Puedo trazar la vida desde el día que me amas

La noche plena de estrellas como lámparas juguetean

Todo ha cambiado desde el día que me amas

Tu figura se delínea con ternura en la palma de mi mano

 

Todo ha cambiado desde el día que te amo

La vida brota en mis manos como hierba y cimiente

Linfa de pureza absoluta, savia, esencia de aromas y sueños

 

Todo ha cambiado desde el día que nos amamos

Labios, ojos, piel en par de cada una,  una sola son

Pasiones, sueños, deseos en par de cado uno,  uno solo son

Vientres en flor compartidos, corazón e ilusión del amor mío.