Josefina Mirabella

El deseo de no deber

Imaginé de maneras diferentes cuando, donde y quien sería el hombre de mis sueños; la vida me llevó por caminos inesperados y me demostró que no somos dueños de elegir por quien sentir amor.


Entró con cierta autoridad y seguridad, mostraba el "don" de saberlo todo y poder demostrarlo; con su formacion, principios e ideologías , que yo recién comenzaba a forjar.

La primera mirada fue fugaz, lo suficiente como para saber que también se había perdido en mis ojos. Ese instante de sinceridad nada lo pudo borrar.

Contar los minutos, quizá, los hacía más largos, pero como no contarlos, si en nuestro encuentro vespertino se detenía el tiempo, dibujado de besos tenues y dulces miradas ligadas a un amor contra la corriente, que ni yo misma entiendo. Tal vez no era el momento: tu vida ya transitada la mía por comenzar.

Fue un presagio saber lo que iba a pasar, solo un céfiro de sentimientos puros tejía la ilusión de amar. Suspiros a contra puntos, vivimos la realidad, que nos insinuaba lo mágico que sería si no estuvieran los demás. Lo tuyo tan tuyo y yo en una cruel espera, sino fuera por este amor, mis lagrimas cesarían y mi corazón estaría tranquilo con solo verte caminar como uno más entre la gente.


Cuantas preguntas sin respuestas, cuantos miedos por enfrentar, ilusiones perdidas con el deseo de llegar a ser realidad, todo por la cobardía de no animarse a volver amar. Aunque tú has sido lo mejor que toco este corazón y que hace tiempo no latía. Pero no te animaste, no me animé y quedé con el gusto amargo que una vez probé.