alejandro fozar

LXVIII.

Amada! Para mi Sísifo tu roca

y espesa mata donde la noche enreda

luna que se mengua hacia tu boca

como una blanca y débil moneda.

 

Amada! Tus cúlmines taninos

le curten a mi sombra los pellejos

y serán de tus vinos estos racimos

Y serán mis pigmentos sus hollejos.

 

Amada! Estos son mis capitanes

para avanzar sobre tu frente llana

y desnudar de velos tan infames

tus leñosos ojos aliándose a las llamas.

 

Amada! Este es mi cuerpo último 

cruz vertebral con húmeros abiertos 

tus clavos ya se anuncian íntimos 

y rojos como el sol clavado en el desierto.