ADANS BECMAN

ALLÁ ARRIBA EN LA ALAMEDA...

Allá arriba en la alameda

los árboles se desnudan

se quitan su vestido de fiesta

corre el agua entre la hierba

 

hay un reguero de hormigas

que caminan de la mano

entre las verdes ortigas

ya se pasó el verano

 

ya se ha ido la cigüeña y la golondrina

las zarzas tienen espinas

el caracol pasea pensativo

por los andámios de las encinas

 

la cañada corre despacio

el agua parece no tener prisas

el cielo murmura en color gris

ya la vieja echa el brasero

 

y del canto del grillo, a la ceniza

balan las ovejas por el sendero

el labrador zapatea tras la yunta

abriendo en canal la tierra

 

para enterrar la semilla diminuta

el carpintero quema las virutas

ya el frío da sus primeras bofetadas

sueña la cabeza con la almohada

 

y un sinfín de palabras rotas

busca el abuelo su vieja faja

haciendo círculos con su garrota

aquí el que no corre tróta

 

la cigarra se tambalea

es el tiempo de rebajas

la mosca prepara su mortaja

hace guiños la terraja

 

ya se viste de otoño la sierra

salpicada de colores grises

y hace el escarabajo una vereda

entre las grises hojas

 

allá arriba en la alameda

canta el viento una copla

repique de castañuelas

en el grifo de su boca

 

ya tengo ropa de invierno

las noches largas y frías

el día en el brasero

busca el sol el perro

 

busco y rompo la arcancía

de esta nueva melodía

que es la música de cencerros

llora la tarde, en la abadía

 

allá arriba en la alameda

los árboles si pudor se desnudan

enseñando el esqueleto

soñando con la primavera...

 

un ramillete de luces brillan

a lo lejos en el pueblo

ya se cubre con las brumas

el agua en la laguna

 

ya he vestido de invierno

el tintero y mi pluma...

para seguir escribiendo

recostádo en el sendero...

 

en ese banco solitario

la alameda llora a díario...