Cuando arrojes tu madrugada en mi ventana,
y un suspiro me abrace en la mañana.
Cuando un puente tejas,
con tus cejas,
e irrumpas en el vecindario,
dando pausa al calendario.
Seguirás siendo noche.
Y la almohada ya por ti sonrojada,
te cante mi canción enamorada.
Cuando la luna sigilosa,
te sople la prosa,
y te descubra en verso.
Seguirás siendo noche.
Cuando al caminar por tu puerta,
te bese los sueños,
y ya de regreso, los bolsillos llenos de deseos.
Cuando la acera te bese los pasos,
y la calle sucumba ante tus trazos.
Seguirás siendo noche.
Cuando al caer la noche,
y tras el ruido de un coche,
se tatúen constelaciones en tu rostro,
de norte a sur, de un lado a otro.
Al amanecer,
seguirás siendo noche.
Y seguirás siendo luna,
un espejo nocturno,
un destello de sueños, que se abrazan con las estrellas.
Un rostro de entre muchos,
un rostro elegido por la noche,
para reflejar su paisaje,
la sonrisa estrellada,
de la constelación adecuada.
Seguirás siendo noche.
Cuando, en esta noche,
al respirar tu ausencia,
abrigues mis sueños,
y te abraces con mi noche.