Mallez

A mis amigos

 

 

Amigos, la voz del tiempo aconseja

de forma infalible, tan acuciosa,

abandonar la ruta de la queja

y de la perdición que es espaciosa.

 

Ser sencillos como aquellas palomas

que buscan el pan en cada mañana,

y hasta parecen aladas redomas

posando sus patas por la ventana.

 

Amigos, reunidos como en cónclave

podamos todos ser solamente uno,

como entre la parvada vuela el ave

sin temor a herirse en temprano ayuno.

 

Celebremos con brazos muy abiertos

el gozo que ahora tan bien nos llena.

Y estemos de esperanza y fe cubiertos

como cubrióse aquella Magdalena.

 

Celebremos la dicha y el sosiego

que ahora atesoramos gratamente

cuando los años ya en total trasiego

nos cambia poco a poco, lentamente.

 

Gocémonos, y que el tiempo oportuno

nos reuna jubilosos como ahora,

pareciendo multiplicando en uno

del uno al nueve en la calculadora.

 

Amigos, hoy mi corazón palpita

sintiéndose con incólume alegría.

La voz del tiempo, o enmudece o grita,

o es un ave que por el cielo andaría.