alupego (Ángel L. Pérez)

ESPEJOS NOS DA LA VIDA

 

Los numerosos espejos,
que nos presenta la vida.
En los cuales nos miramos,
de soslayo y a escondidas.
Nos van dando la medida,
de la lucha en la estamos.
Con dedicación buscamos,
lo mejor en el espejo.
Rechazamos sin embargo,
lo feo de su reflejo.

Así vamos cincelando,
la imagen que nos preocupa.
Con afeites y carmines,
ocultamos la amargura.
Más el espejo es tozudo.
Y el gemelo que nos mira.
Descubre en su fiel reflejo,
la verdad que nos tortura.

Con cuidado cada paso,
va descubriendo la senda.
Ajeno a la polvareda,
que levanta al caminar.
Cada camino que emprenda,
sobre sus gozos erguido.
Lleva en su cuerpo adherido,
el polvo que le sustenta.

No se distingue el valor,
por su rica vestimenta.
Es la imagen que se encuentra,
en su profundo interior.
La belleza es resplandor,
que emana anónimamente.
Solo la aprecia el valor,
que fluye constantemente,
del que mira alrededor.

A tientas se mueve el Hombre,
dando bandazos sin tino.
Horadando los caminos,
con su torpe caminar.
Aunque a veces en su andar,
deja un huella indeleble,
de belleza singular.
Gotas pequeñas de vida,
que transcienden más allá.

Rumores son solo soplos,
de aliento contaminado.
Escupitajos al cielo,
que devuelve con desdén.
Reproches envenenados,
hechos de viento de hiel.
Meros dardos ponzoñosos,
que el blanco quieren morder.

Así el espejo devuelve,
lo que tu le quieres dar.
Y escondiendo lo demás.
Va quedando la verdad,
herida en lo más profundo.
Sumiendo a la humanidad,
en un siniestro submundo.

Demos la vuelta al espejo.
Y miremos hacia adentro.
Para ver con claridad,
la senda que recorremos.
A.L.
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