rosamaritza

REFRESCANDO HUELLAS

 

Refrescando huellas

Cuando supe que un nuevo ser crecía día a dia dentro de mi, imagine el inicio de mi propia existencia. Y rompí en llanto al igual que todos al nacer aquel 30 de agosto de 1953. Que hermoso valle era la Caracas de entonces, casas de grandes ventanales entre calles, puentes y plazas, rodeadas de árboles frondosos que inundaban con su frescura aquel camino de rosas. Y entre una de aquellas casas, con sus techos rojos a causa de las tejas, se apreciaba una canal para los tiempos de lluvia, dejando el agua correr hasta caer como cascada en un sin fin de cabecitas divertidas que la esperaban; me parece escuchar la voz de mi abuela -\"basta niñ@s o les dara gripe\". Un gran arbol nos brindaba su frescura, entre tantos juegos bajo su sombra. Si, asi era la casa de mi abuela, allí nos criamos todos, entre herman@s y prim@s. Estudiamos al mismo tiempo en la escuela primaria, compartimos los mismos juegos y peleas, en esta última mis ti@s y abuela eran las promotoras al defender cada quien a sus crios, en tanto mi madre reia a causa de ello, sin tiempo para más que no sea trabajar por motivo de su prematura viudez, Pasado algún tiempo algunos nos mudamos, mientras otros permanecen en la casa que los vio nacer. Y me enamoré, lo que me lleva al inicio de esta historia. Si, quedé embarazada del amor de mi vida, siendo apenas una adolescente. Y al igual que un ave extendió sus alas en libre vuelo por primera vez cayendo en picada para retomar su vuelo una y otra vez . En tanto un cielo abierto se ofrecia con sus días y sus noches plenas de un mundo de sentimientos encontrados, obedeciendo y rompiendo reglas para vivir a su manera. Y camine por esas calles acompañada de 4 hermosos niñ@s que la vida me dio. A veces plena de amor, otras en el espacio vacío de su ausencia, superando el momento dulce y amargo entre los pañales y teteros de las voces cantarinas de los niños al crecer.

 

Y la vida continúa...