yito

Mujer.

 

 

 

A cuanto vendes mujer

de tus manos sus caricias

dilo que en mí no hay malicias

ni busco falso placer.

La luz del amanecer

no aprecian mis ojos ciegos.

Las nieves de antiguos fuegos

me han convertido en cenizas

y ante arenas movedizas

la muerte, pido en mis ruegos.