Si supieras que en cada esquina yo te esperaba y que en tus brazos yo encontraba calma.
Si supieras que mis ojos siempre fueron tuyos y que en mis labios siempre guardaba un \"te quiero\"
Si supieras cuántas noches te quise y cuántas me desvele sabiendo que no llegarías pero con la esperanza de que me quieras ver.
Si supieras que cuando tú llegabas a las seis, yo te esperaba desde las tres, deseando que las agujas del reloj corran con más rapidez.
Si supieras cuántas cartas te escribí y que está también es para ti.
Si supieras tantas cosas, esas que no llegaste a ver, pero que en mi, siempre guarde.
Creo que mi amor era grande para tu pequeño corazón, creo que me enamoré y según dicen eso es perder.
Te quería, cuanto te quería.
Mi amor era de esos que con nada lo apartabas, pero un día eso pasó.
Un tres de octubre cuando con rosas rojas te esperaba, no te oí llegar y tropecé con tu ausencia una vez más. Y entre tantas soledades, entre tantas noches tristes sin ti, comprendí que nunca me quisiste (al menos como yo te quise) y hay una pregunta que sólo me desespera \"¿Qué hago con tanto amor?\"
Yo te quise, había hecho y rehecho caminos contigo, pero ahora me queda un invierno infinito con sabor a olvido, con sabor a tristeza.
Me queda un alma rota y también medio corazón, pero no quiero otras mitades, porque mi otra mitad eras tú.
No quiero otras manos, porque eran las tuyas donde las mías encontraban el calor.
Y quiero que sepas, que no me imagino en otros labios, en otros besos, en otros ojos, porque en cada rincón todo ocuparía un pedazo de ti, de las pequeñas partes que fuiste para mi, de las pequeñas cosas que dejaste para mi. Y sólo me falta decir que cruel será el mundo sin ti.
-Denise Arredondo