Ramón Bonachí

En un Hospital

Cuatro dedos de abertura

.

En esta habitación, de blanca pena

hay cuatro dedos justos de frescura,

tan solo cuatro dedos de abertura

me deja una ventana que enajena

.

No puedo abrirla más y eso me apena,

pues es poca la brisa que entra y dura,

por más que intente abrir dicha estructura 

no logro capturar la luna llena

.

Y así tengo mis ojos  noche a día 

mirando a una ventana que me ignora

sentado en una silla que no es mía

.

En esta habitación que gime y llora

no tengo nada más que luz sombría 

y un reloj que se niega a dar la hora.