Luis Eduardo Reyes Púa

MI CONFUSA TRAGEDIA

 

El fuego ha calcinado

hasta el último recuerdo,

de aquella tarde triste

que a oscuras se quedó.

La lluvia se ha empeñado

en causar desconsuelo,

y el cielo se ha escapado

en busca de otro cielo.

Los ojizarcos gorriones

colmados de ilusiones,

revolotean hacia el sur

buscando tranquilidad.

Y un medieval guerrero

que ha perdido la batalla,

se muere por un instante

en los brazos del albor.

 

La oscuridad se alista

para una nueva conquista,

mientras herida agoniza

en los campos una flor.

La culpa es de aquella dama

noctívaga y errante

que se fue tras otro amante

a descubrirle su amor.

 

En las fauces del ocaso

se duerme la primavera,

de una promesa cualquiera.

 

Los árboles deshojados

por la crueldad del otoño,

se abrasan a una quimera.

 

Ya los babélicos faros

han apagado su luz,

y un marinero naufraga

en su barco de papel.

Con las alas quebrantadas

un gorrión quiere volar,

sobre la noche encrespada,

buscando un rayo de sol.

Un guerrero mal herido

se desangra sin cesar,

Y se escucha su clamor

en lenguaje medieval…

 

¡Si acaso  halléis a la ingrata,

decidle que vuelva a mí!...