alupego (Ángel L. Pérez)

VIENTOS DE VIDA

 

En lo profundo del bosque,
hace su nido el cárabo.
Con infinita paciencia.
Pluma a pluma, palo a palo.
Lleva en su pico la rama.
En sus ojos la distancia.
En sus alas la esperanza.
El timón lleva en su cola,
para buscar la pitanza.

Cuando los vientos amainen,
y el sol descubra los cerros.
Las cristalinas lagunas,
revelarán sus secretos.
Las voces serán más claras.
Será más tenue el deseo.
Y el ruiseñor cantará,
lo que permita su pecho.
Más calor arropara,
a los ateridos cuerpos.

La voz sin salir se ha roto,
como un remoto suspiro.
De los brazos del hogar,
de los que se ha desprendido.
En el lento caminar brillan los ojos.
Como crisálidas rotas,
prisiones de los heridos.
El corazón se ha partido,
entre dos leves sollozos.
Leve rodar como un río,
que lejos lleva sus gozos.

No hay verso que se resista,
a la calidez del tiempo.
Ni que los campos se vistan,
con los grises del invierno.
Que el amor detenga el aire,
que se oculta entre los vientos.
No hay valor que ausente viva,
cuando el corazón te salve.
Abiertos los ventanales,
para que inunde la luz,
la vida de los mortales.

El corazón no se para,
cuando en tu cerebro late.
A.L.
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