Me pierdo en pensamientos que aveces ni existen pero lo que sí siempre pienso es en buscar respuestas a mis preguntas: ¿qué carajos estoy haciendo con mi vida?, ¿para qué soy buena?, ¿qué me hace realmente feliz?, ¿porqué no puedo ser un orgullo para mi y mis padres?, ¿no soy capaz de \"seguir luchando\"?. ¿Cuando podré ser una verdadera guerrera?, ¿cuándo estaré realmente feliz?, ¿cuándo aprenderé a amarme a mi misma?,¿cuándo dejaré de ser tan inútil?...Un sin fin de preguntas que pasan por mi mente con cada latir de mi corazón.
Llegas a una desesperación de dolor que para expulsarlos lo haces de diferentes formas posibles cómo cortandote, golpeando paredes, jalandote el cabello, o aún peor mirándote al espejo para ver tú reflejo en el y así poder descargar todas las malas palabras que llegan a destruirte aún más; llantos sin control con ganas de poder gritarlo y partir todo a tu alrededor pero sabes que en la habitación siguiente de la tuya están allí tus padres o madre, o padre que llegarías a despertar y esto se pondría peor.
Piensas, y sabes que eso está mal qué la verdad no ayuda en nada, esto hace que decides hablar con él, sí con él nuestro Dios y pedirle nuestra paz interior porque tienes miedo de seguir así de que cada segundo de tú vida te sientas muerta por dentro y sin fuerzas cada vez más. Aún así no sientes nada, no sientes ni un poco de alivió pero lo real es que no es culpa de Dios si no de ti misma que sigues aferrada a esos pensamientos y estancada a una mierda de vida. Aferrate a ese miedo pero en una forma buena como para tomarlo cómo un empujan a buscar ayuda dónde vos misma estas de acuerdo a salir victoriosa y con una gran sonrisa de este maldito limbo de la depresión.