alupego (Ángel L. Pérez)

VELOS QUE TAPAN LA FLOR

 

La noche forjó la idea.
El día la realizó.
La perfecta sintonía ,
entre la noche y el día,
a los sueños adornó.
Y en esa delgada línea,
entre la sombra y la luz.
Se tambalea la nostalgia,
la alegría y el dolor.

Verdades que se deslizan,
como gotas de sudor.
Ligeras como la brisa,
que al gigante acarició.
De sublimes a vulgares,
como operetas de autor.
Sembradas y recogidas,
en las manos del honor.
Sobrecogidas y tiernas.
Bellas y sin corazón.

El misterio se camufla,
entre nubes de algodón.
Esperando la acogida,
del futuro soñador.
Entre guedejas de sueño,
como cirros de ilusión.
Se descubren los sentidos,
envueltos en el vapor.
En el vapor que la vida,
va emitiendo en derredor.

La noche forjó la idea,
y el sueño se equivocó.
Al despertar la mañana,
en su máximo esplendor.
Jirones de sentimientos,
bailan en el corazón.
Atrevidos bailarines,
como pompas de jabón.
Desafiando los caminos,
que llevan a la ilusión.

Amores de quita y pon.
Resbaladizos amigos.
Sorprendentes enemigos,
que siguen el mismo son.
Cantos haciendo piruetas,
para paliar el dolor.
Voces sin ruido que avisan,
del sonido atronador.
Amores que te atraviesan,
como dagas, sin dolor.
Sufrimientos infligidos,
cuando en aire se tornó.

Latente sigue el misterio.
Volando de flor en flor.
Con las alas extendidas,
arropando la ilusión.
A.L.
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