Con su poderoso impulso,
la mar se llevo el recuerdo.
Entre sus olas luchando,
con furia se debatieron.
La sal camufló su aroma.
Y de la vida sus restos,
en la marea se perdieron.
Surca la esbelta goleta,
las aguas más procelosas.
Vuela grácil sobre el agua,
como una frágil cometa.
La quilla corta con rabia,
las olas que la devoran.
Las dos cangrejas se inflan,
empujadas por la brisa,
que va barriendo la borda.
Así la vida sortea,
las ocultas acechanzas.
Las sofisticadas trampas,
sembradas en su andadura.
En la agitada semblanza,
que marca su día a día.
Driblando miles de aranas,
que merman su iniciativa.
Camino de rocas pleno.
Donde se van tropezando,
los que inician la partida.
Navega, siempre navega.
Esperando un fiel destino.
Con las alas desplegadas,
sobrevolando el camino.
En alerta los sentidos.
De par en par las ventanas,
que entre el entendimiento.
Afloren los sentimientos,
tatuados de hermosas rimas.
La emoción a flor de piel,
cuando se ama la vida.
Enarbolando la esencia,
de las más selectas vidas.
Majestuosa la mirada,
de su admirable presencia.
Atentos siempre los ojos,
ahítos de inteligencia.
Matizada la cordura,
salpicada de sapiencia.
La vista en el horizonte,
llena de sabiduría.
Con furia baten las olas.
Pero más fuerte es la vida.
A.L.
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