Antonio Encinas Carranza

Confesiones

Mis poemas comenzaron a brotar
Desde el primer día que la pude conocer.
Fueron letras alegres que la hacían reír
“Sigue escribiendo ... yo voy leyendo”.

“Me agrada lo que escribes”
Fui escribiendo y escribiendo
Las letras se agolpaban por salir
Mis dedos tenían rima y ritmo.

Versos muchos versos
Tantos que formaban estrofas
Con atrevimiento llegue al poema.
Y yo sin saberlo ni quererlo.

Me inspiraba tanto
Que mi mente y mis manos
Eran un solo pensamiento.
Funcionaban en coro.

Fue la musa de mi inspiración
El estímulo de mi respiración.
Por ella pude haber sido pintor
O quizás músico o escultor.

Más terminé siendo poeta.
Las letras se multiplicaban, 
Los versos y los poemas volaban.
Como bandada de palomas.

El destino intruso
Metió sus manos 
y cambió nuestro sino
De una vida, en dos caminos.

Los corazones estaban encadenados.
Las cadenas se autodestruyeron.
Desviando los sentidos.
Mi musa se diluyó y se ausentó.

Al sentir el dolor de su ausencia
Las letras quedaron tristonas.
Y salieron cabizbajas,
Con los ojos rojos
Y el corazón partido.

Amor comprometido.
Amor perdido.
Por el exceso de amor
Que nos prodigamos, amor prohibido.

Me robó el amor y se apartó.
Lo escondió, lo ocultó.
Pero bueno,
Ella … no sé.
La verdad … mejor
No me pregunten.

Solo quedaron,
Mis versos y mis poemas.
Y yo al pie de ellas.
Hoy ... yo solo
Se escribir su recuerdo.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De Lima, Perú.
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