Zerimar Salazar

Porteño

Porteño que endulzas mis oídos desde la entrañable lejanía.

Y con el almíbar de tus palabras cicatrizas mis viejas heridas.

Los sueños perdidos vuelven entre sorbo y sorbo de la yerba mate,

se estrellan en mi mente, se filtran y colonizan como invasores triunfantes.

Mi corazón malinche traicionero los cobija y los alienta a la conquista.

 

Ilusiones que se unen y confunden, ya no sé si son mías o tuyas.

Tú eres el eco de mis desengaños, de mis deseos insatisfechos,

Eres el deseo renovado de un permanente y romántico verso.

¿Serán tus sureñas páginas las prometidas de todos estos años?

¿Serán tus varoniles alas que vuelen conmigo hacia el ocaso?

 

¿Serás el vino dulce de mi tierra que de alegría emborrache mis días?

Me gustas tanto que ya mis noches se llenan de tu imaginada presencia.

Y borras falsas promesas, espejismos pasajeros de viejas historias.

Ya mi lecho pide el calor de tus fuertes, suaves y gauchas caricias,

pide de tu cuerpo el sabor a melodías de alegre folklore y melancólico tango.

 

Si eres el sí tan deseado, si eres a quien tanto he esperado,

te llevaras el premio inusitado de mi amor intenso y sincero,

Serás dueños de todas mis eróticas y románticas fantasías.

De risas, de melodiosa música y aventuras únicas llenaré tus días.

El sensual tango, solo entre tus piernas lo danzaré apasionada y desnuda.

 

Tus tiernos brazos de mi apasionado cuerpo el perfecto nido serán.

Nuestras manos llenas de nuestro amor entrelazadas siempre querrán estar.

Juro que no solo besaré tus manos, tus labios, tus ojos, sino aún todo tu ser.

Ya no habrá pasado ni futuro, solo vos serás mi eterno presente.

Tu corazón junto al mío por siempre latirá y tu esencia a la mía por siempre se unirá.