Lucio Carlos Quinteros

Almendro

Entre enero y febrero llegó para quedarse
trayendo consigo harapos como su vestido,
callada sin ninguna estridencia sin sonido
impávida y segura no dispuesta a marcharse

Trae en sus manos suaves antes de marchitarse
dejando su perfume en mis sienes florecido,
borbotones agitados de su recorrido
musitando feliz no todo será mustiarse

El almendro despierta no dormirá su siesta
aunque se callen los pájaros en su cantar
disfrutarás y harás con mi presencia una fiesta.

En la vera del camino vamos a gozar
sin lugar para la pena en los días que resta
como el almendro llegará al fin tu despertar.

Lucio Carlos Urquiza