E. Lopez

A la deriva

 

Habré de seguir tu caminar,

Que en cada ocaso culmina,

Y que consume el tiempo,

Donde las huellas a la deriva.

Se ocultan bajo las olas.

 

El mar me arrastra

Incesante, bajo la costa,

 Y yacen de mi

preguntas sobre la arena

¡Oh, querida!

¿Por qué me destierras

con tan bella desesperanza?

 

El tren se ha marchado

Y yo aún sigo tu camino,

Donde el verdor del campo

Nos mantiene con vida

Y donde he llegado a amar

el ámbar de tus ojos.

 

He de besar las manos

de la mujer que perpetua,

estas noches incanzables,

Y que me condena el sentir,

de nuestras caricias,

de nuestros suspiros,

de nuestro querer.

 

-M-