En lo profundo del bosque,
vive la sombra escondida.
Ningún brillo la somete.
Ninguna la luz la atraviesa,
en su perfecta guarida.
En su negrura se ocultan,
tiernas vidas que peligran.
Y vive retando al Sol,
que la mira desde arriba.
La Luna observa con gozo,
la sombra que la cobija.
Sonríe burlonamente.
Mágicos gestos prodiga.
Atravesando cristales.
Lagos, mares y espesuras.
En su rostro los matices,
que su misterio sepulta.
Y su felina belleza,
hace muecas de locura.
Viento que arrastra la esencia,
de la criatura que brilla.
Tan veloces pensamientos,
que apenas se los vislumbra.
Se escapan de los secretos,
guardados como reliquias.
Una corriente imparable,
va destapando las dudas.
Efímeras sensaciones,
que el devenir sacrifica.
Luna de plata bruñida.
Que reposas en la almohada,
soñando sus pesadillas.
Los sueños anacarados,
van bordando las orillas.
Del camino que conduce,
a las más profundas simas.
Y entre los sueños profundos,
que en la mente profundizan.
Los pétalos del amor,
se deshojan de puntillas.
Caminando en el sendero,
donde el deseo los guía.
Sueño preñado de voces.
De ladrones que a hurtadillas.
Van robando los anhelos,
de futuras alegrías.
Coros de susurros quedos,
Orquestas mudas y frías.
Sinfonías sin color.
Átonas notas sin rima.
Perdidas en remolinos,
sin cuerpo que las defina.
Volved trepando en los rayos,
de la Luna cristalina.
Que rescate los sentidos,
consumidos por la vida.
Vergel de exquisitas vidas.
Pleno de sabiduría.
Paraíso donde el fuego,
cauteriza las heridas.
Oasis de atardeceres,
donde la paz se mastica.
Donde la Luna es el sol.
Y la tristeza alegría.
A.L.
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