Adolfo Flores Facundo

Balada de un solitario

Siento una brisa desconocida

en mi nuevo rostro,

una marea que puede regresarme

a la orilla.

Me vuelvo un navegante que renuncia

a barco al presentir

el naufragio.

Me vuelvo ese fuego secreto

en un pueblo fantasma.

Mi piel cae como la lluvia en tu ausencia

cae prisionera en el tiempo.

Y cómo quedarme,

si no deseas que me quede,

si del camino

has borrado mis huellas.

Y otra vez solo, luz cautiva.

Y otra vez solo.

Más, en el tibio fragor,  no puedes

engañar a un solitario.

Cuando el final se acerca

el corazón les brilla.