Leomer Padron

Una decisiĆ³n

Él, perplejo, miró hacia atras
valía la pena, lo valía
gastar ese instante,
ese agónico tic tac
para una última vez
poder ver su sonrisa.

Ella también volvió la mirada
y observó el par de huellas
difuminadas, desdibujadas
en el infinito horizonte
con la cruel certeza
de convertirse en un rastro solitario.

Dos inseguridades
dos temores
dos incertidumbres
una decisión.

El miro, ella contuvo las lagrimas
aunque titubeó, al final no ocultó sus ansias
no escatimó en tiempo
cuando por fin sus labios se unieron
para sentir el sabor de la despedida.

Ella se fue, con dudas
con el amor salpicando
cada espacio de su pecho
y abrazo a su nueva amiga
la maldita soledad.

El aún respira
ella despierta cada día
aunque el horizonte
solo muestre ya sus huellas
aunque aquel tic tac
sigue quemandole la piel
el ya no mira hacia atras
y ella ya no vuelve su mirada.