Stefaran

Mi viejo zarapito..

Cubreme, envuélveme con tus alas, bendito ángel mío...

Lléname, cólmame de la luz que invaden tus ojos, al mirarme sonreír...

Socórreme, ampárame con tu eterno amor, una vez en tanto y cuando me hagan daño...

Purifícame, purga cualquier tristeza persistente, y pon tus labios en mi frente...

Sométeme, conquista esta constante rebeldía, con la ternura de tu piel junto a la mía...

Apiádate, compadécete de este equivocado ser, que contempla el amanecer al sentir tu calidez...

Ven, acompáñame como siempre ángel mío, y perdona mis agravios...

Pues solo trato ser la suave brisa que va endulzando siempre tus pasos...

No me dejes, nunca me faltes venerable milagro matutino, pues aunque la muerte aterrice y los años nos martiricen, este dulce amor; perpetuo y suave amor que nació incluso antes de mi primer berrido, no terminara ni en nuestros últimos suspiros.