Luis E. Calderon Romero

Tu sonrisa velada.

Me encanta tu sonrisa.

Tu sonrisa velada,

tus hoyuelos graciosos

tus mejillas doradas.

 

Tu mirar de una ardilla

colgada de una rama

con tu dulce modestia

y tu honradez, ya rara.

 

Te pienso muchas veces

en mi triste morada

cuando la tarde ocre

se asoma a mi ventana.

 

Cuando miro hacia el techo

recostado en mi cama

y proyecto al futuro

el vacío de mis ansias.

 

Si caminas al frente

con tu estampa de Diana,

con tu ropa sencilla,

con tu pelo a la espalda,

 

siento bullir de nuevo

esas notas pasadas

que incendiaron mi alma

con musical nostalgia.

 

Pero te vas y entonces

al fondo cincelada,

de mi ser, sólo queda,

tu sonrisa velada.