Enrique Obregon

Hasta el olvido

Mata un desdén lo harto enceguecido.


De la última resolución de tu imagen
el hálito inconfundible de la derrota.

A tientas busco tu imagen precisa,
y de estruendo tropiezo con mi forzoso desvarío.

Me veo naufragar cada noche
en una isla vivaz,
de palmas taciturnas,
y morenas costas
mordidas por el ávido navío.

La sinrazón del anhelo devela
la razón del alivio.

Entonces,
habiendo definido los estribos de mi realidad
el camino se reduce al fin a tus menores pasos
y sufro cada uno 

a razón de este amor insensato,
me hallo en busca de tu imagen precisa
y vuelvo a perderme en mis divagaciones.

Te quiero al fin,
y te voy a padecer
cada momento de tu existencia...

Hasta el olvido.