Luis Eugenio Pedraza Rodríguez

Luna.

La noche me devolvió la luna,
ésa luna profunda que ama si la miro,
ésa luna que besa mis manos y mis labios; ella, que hechiza y danza cuando elevo mis ojos;
ésa, la misma luna que vaga, sin fronteras, sin odios,
sin Dios...sin lenguajes profanos!
la que se muestra muda, cuando la miro ajena y, enceguece de pronto cuando en mis brazos duerme;
cuando en mis propias manos desaparece y miente.
La luna es esa sombra que acompaña al preso,
en su aflicción lo mima, como la ausencia al beso;
o, como el abandono acompaña al muerto.
Fantástica luna clara, amante y compañera,
eres mítica fiera, que espera tras la niebla,
sabiendo que el poeta, el músico o, el viento,
buscando una caricia, encontrarán la pena.
Oh! luna que te muestras feliz mirando al cielo,
regalame tu sombra, tu compañía, el rubor de tu pelo;
voy yo, mortal humano, buscando una caricia;
mas tú, celeste cuerpo, me regalaste un sueño.

— Luis E. Pedraza Rodríguez