Luis E. Calderon Romero

¡Qué pena!

Esta obrita se basa en una llamada

telefónica equivocada.... pero inesperadamente

continuada..... y vino lo inevitable.

 

-O-

¡Qué pena! No te conozco,

pero tu rostro distingo.

Sólo he escuchado tu voz

que es una copa de vino

embriagadora y sensual

con magia de tiempos idos.

 

Nunca nos han presentado

mas te siento en mi camino

y presiento que tus pasos

marcan mi propio destino

hecho con luz de cristal

con romero y con tomillo.

 

En mis sueños de poeta

tu pelo oscuro es un rito

que tengo que acariciar

como el ébano más fino

con remates de caoba

y tu piel, de buen comino.

 

Al salir de tu trabajo

tu esbelto cuerpo adivino

con el andar de gacela.

ijares de corzo fino

alegrías de castañuelas

y costeño señorío.

 

Es cierto, no te conozco,

pero me importa un pepino

yo me siento un navegante

viajando hacia un punto fijo.

Mi timonel: La intuición

Mi velero: Mi destino

El premio: Ganarme yo

tu continental cariño.

 

Dame a conocer tu mundo,

quiero ser descubridor

déjame ser el intrépido,

conquistador español,

con sólo un arma en la mano:

Mi vehemente corazón.

 

Dame tu rostro y figura

pues sólo tengo tu voz

dame una caricia tuya

que tenga el dulce sabor

de las cosas que eran mias,

antes que naciera yo.