132

MiƩrcoles 15.


Tal vez, tiré mi corazón al suelo,
y lo pisé, antes de que lo hicieras tú.
Tal vez, no quería morirse en manos de alguien parecido a ti.
Tal vez, al final, yo sea mejor que tú.


Después de querer,
de odiar, de volver a querer, y olvidar.

Después de haber despertado más veces en tu cama, que mentiras dije mirándote a la espalda. Por que a la cara no, a la cara nunca.

Me imagino a mí sin ti, y lo soporto.
Puedo soportar tu ausencia, más que la mía.
Porque a la tuya la elijo yo.
Ya no me gusta perderme, ya no me doy completa.
Ahora miedo, sólo es una palabra llana.
Ahora me defino sin necesidad de nombrarte a ti.
Aunque haya días en los que me importe menos, que verte a ti aquí sentada, en silencio y en paz.

Tu cuerpo es el mejor abismo en el que he podido caer.
Aunque aprendo a hacer el amor con cada cuerpo, después de ti, porque me hiciste desaprender todo lo aprendido. Porque fui una libreta en blanco, en mi pasado no había errores, ni aciertos, ni siquiera intentos, mi presente lo estabas escribiendo tú, con mala letra, y mala ortografía, pero a mi futuro, a ese lo escribo yo.

Y justo ahí es donde no estás, pero porque lo elijo yo, que quede claro.
Que no quiero repetir errores, y no te voy a repetir, que ya arranqué una hoja de mi presente en la que sólo había un manchón negro, firmado a tu nombre.

Que al final, eso eres en la vida de las personas. Eres blanco, que pasa por todos los grices, hasta que se vuelve negro.
Algo así como un abismo, en el que ya no me quiero perder.

Aunque eso haya sido lo primero que dije, cuando te vi, - vente, perdamonos hasta que nos encontremos.

Y me encontré, mi amor, me encontré.
Me descubrí hija de puta, siendo buena, con una hija de puta.
Al final, lo único que hice fue conocerme, asi que, gracias.
Ahora sé como quererme, y lo que es mejor, sé cómo no quiero que me quieran.