Basilio Dobras Ramos

Y SE ROMPIÓ EL ENCANTO

Y se rompió el encanto primigenio

de las aguas susurrando a tus oídos;

la mirada cuajada de luceros y la llave palpitante de la vida.

Y se rompió el encanto. . .

la ciudad nacida de las aguas

con su eterno resplandor de peces

lanzó sus redes hacia lejanos confines

-espléndidas luciérnagas solidarias

en el tenue beso de su luz plateada,

barnices de la noche acorralada

quedándose en tu piel de estrella-

Se rompió el encanto

y todavía un universo de luces y semáforos

envuelve el cielo amordazado

que revienta en llamarada vital

y se asoma nostálgico, sereno,

al empañado cristal de tu mirada.

Hay un Canal cuyas compuertas prodigiosas

se cierran y se abren anhelantes,

que pujan y repujan con renovados bríos,

acaso sean las compuertas de tu corazón

que aunque maltrechas todavía

se abren renovadas a la vida.