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El placer de tocarme la herida.

Te veo dormir, y te juro que nunca tuve tanto miedo, nunca nadie me había parecido tan hermosa, y tan tóxica. Pero eso ya no importa, me dejó de importar cuando esperaba el golpe, y me lo diste justo dónde te dije que dolía. Esperaba que a la mañana no estuvieras, y no estuviste. Que me cambiaras por cualquiera, y me cambiaste. Olvidaste mi nombre en una de esas camas, e inventaste uno, no te preocupes, lo esperaba. Nunca quise custodiar tu sueño, pero lo hice, inconscientemente lo hice. Cambié mis buenas mañanas, por los buenos dias, que nunca me deseaste. Sólo sabés dar buenas noches, y buenos besos. Y nada más. Nunca dejaste tus sueños ni frustraciones enredados en mi pelo, nunca llegaste tarde a verme partir, pero no te preocupes, lo esperaba. Esperaba, también, que te fueras sin avisar, la última vez., la primera vez que empece a extrañarte.
Dejaste la puerta entreabierta, para que entrara el aire que a mi me faltaba.
Estaba lloviendo y estaba abierta mi ventana, y llovimos a la par. Y la lluvia nunca más me mirará de la misma manera. Y nunca más miraré así, a una puerta que no se termina de cerrar. No creo que me recuerde a ti, si no a mi, con tu herida sin cerrar en mi costado, pero no te preocupes, lo esperaba.
Esperaba ser cero, en tu libreta infinita de conquistas. Y que no quisieras quererme, para no necesitar mis manos después, como las necesito ahora. Esperaba todo eso. Y más.
Pero lo que no me esperaba, era que tu huída, había sido
por que te dio miedo tanta felicidad.
Y te juro que cuando entendí que mi libertad no estaba en tus brazos, no supe salir corriendo.