C. Eduardo Barrios (Ex-Toki)

UN DISPARO EN LA OSCURIDAD

 

     Cada vez me acerco un poquito más a la convicción que la dimensión espiritual es tan real como la de la materia fundiéndose necesariamente ambas en los seres vivos. La luz está compuesta de fotones, cuánticos, que transportan o son energía teniendo múltiples propiedades ondulatorias y corpusculares más en ellos, deambulan con el arcoíris completo en sus entrañas y a la vez son ondas o partículas. Entonces, la materia llegando a engendrar vida lleva enclavada también al espíritu. Y tú estabas cerquita de Dios mirando a Jesús en ese cerrito de Río de Janeiro, una brisa del mar mecía tus lágrimas mientras orabas pidiendo por tu hermanito para que siguiera el camino de Él. Y como todo se transforma, podría haber un almíbar formado del fulgor de tu alma. Tal partícula, que posee una masa igual a cero, mediante su energía excita nuestras células oculares permitiendo ver; por lo que, me podría aventurar a especular que el espíritu integra las distintas percepciones conforme a sus extensas cualidades.