Alexandra L

The Fall

 

Se sobreponen los soñadores
que al dolor no se rinden
los que aún pueden volar en armonía
y no sucumben en la tela de araña.

Puede el caudillo mostrar mano de acero
pero reprime solo a quien vive en el miedo
nada tan cierto como un día tras otro
no existe paz duradera en la triste conformidad.

Mirando de reojo lo que tanto nos daña,
comandando la eterna cobardía,
que congela los pasos de mañana
obligando  las noches a ser frías.

Alimentando falsas esperanzas
no hay verdades basadas en mentiras
ni mentiras a medias descaradas
en el hogar del ciego, es el tuerto quien controla las llaves,
quien impone las reglas de salida y entrada.

Como blanco rebaño los amores,
como espinas en el rosal sin flores,
sigue el dolor desgarrando el alma.

No hay paz para quien vive de rencores
y entrega dones, que cambia a condiciones
que lleva ocultas  debajo de la manga.

Llega el otoño preludio de la muerte, que es vida;
palpitando en las yemas escondidas,
efervescencia de color y belleza,
porque todo en el tiempo va y regresa.