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LA COPA DE ORO...

 

Subí al palacio de diamante

asentado en el lago de la Cólquide,

donde las Bacantes sueñan con las rosas

y un perfume extraño... herido y suave

desnuda la hojarasca de su cetro,

 

En copa de oro me sirvieron...

el mejor vino escanciado de Corinto,

sus trémulos labios presurosos...

bendijeron mi alma de oropeles,

 

No sé donde anda la Helena

de cabellos aúreos...

ni si los nautas y las hetairas

maldicen el invierno de sus horas,

 

sólo sé que mi sueño

apenas se relaja venturoso...

deshojando la mañana

de cálidos placeres.