andres fernandez ruiz

SIEMPRE VERDES

Con Loreena Mckennitt

se empieza a vestir el papel 

como una novia y su desvelo. 

 

Nacen las nubes ajedrez en el cielo.

Nacen las rosas espinas llevan sombrero.

 

Todavía veleta,

sin enlazar si el pecho llora

o si avellano en el huerto.

 

No hay prisa:

melancólica la pluma

Moja una coma, un punto...

quizás un verbo

Qué con Stevie Nicks

aceituno se vuelva su pelo.

 

Te quiero, sí, te quiero,

Y me parece que la rama 

se puebla de alondras y jilgueros .

 

Me ofreces amapolas,

también desnudas almohadas 

en tus sueños.

No sé:

puede que decida si debo o no debo

al solfeo de violín 

si lloras o me muero.

 

Ya estás crecida,

lo dicen tus pechos

Y esa presumida nariz 

que la letra te ha puesto.

 

Has nacido y echo mayor 

de esa imperiosa necesidad 

de pintar lo que siento. 

 

Pero me niego a terminar

este poema y que no regreses;

igual que el cántaro sin fuente 

No sería yo.

 

Vuelve pronto.

Solo te pido una cosa:

Qué cuando vuelvas

pongas en mis ojos

cipreses y tilos siempre verdes.